Un proyecto, entre el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y varias ONG locales, para la conservación de la gran diversidad biológica y cultural de las montañas Rhodope de Bulgaria, incluyó a la población local en el diálogo, a través de un taller de evaluación rural participativa (ERP), celebrado en 1993. Este artículo consideró las razones por las que el entusiasmo mostrado en el taller no cristalizó en el sistema propuesto de gestión forestal participativa, facilitada por una red de practicantes de la ERP. Los representantes de las ONG locales tenían un sesgo técnico y carecían de experiencias de trabajo con la población local sobre una base de igualdad. El WWF no se percató de la gran dedicación requerida para apoyar el funcionamiento de la gestión comunitaria. Por último, Bulgaria estaba sufriendo rápidos cambios políticos e incertidumbre en cuanto a su futura política forestal.